En La felicidad de hallar felicidad, Daniel Gonzales Rosales nos presenta una serie de personajes entregados a las meditaciones más profundas. El narrador describe cavilaciones propias de personajes solitarios que se arriesgan a desenredar las marañas de su realidad, con nostalgia, con entusiasmo, tal vez con temor. Un logro de este libro es, precisamente, ahondar en la psique de sujetos sensibles a cualquier movimiento, a cualquier encuentro. Otro punto digno de encomio es la capacidad del autor para captar el habla y los espacios populares. Los personajes se mimetizan con el paisaje urbano,con las combis de Lima; sus diálogos recuerdan la complicidad y el humor de las colleras, tal como se aprecia en cuentos como El plan perfecto o Unos caramelitos, pa ran pan pan. Pero en medio de un tono a veces jocoso, a veces reflexivo, se atisban también ecos ribeyrianos. Así, el resabio de las derrotas, el fracaso aceptado con tono estoico resalta en Día de pesca, acaso el cuento mejor logrado de esta colección. Finalmente, baste con decir, que el libro está signado por esa perspicacia de la mirada, por las chanzas refrescantes y los contrastes entre los anhelos y el fiasco. (Christian Elguera)