El mundo de comienzos del siglo XXI, la composición de las sociedades que lo integran, no es el mismo que los que justificaron la forma de "hacer" Historia hasta hace bien poco, marcada por la reducción a un relato único y a menudo con una clara perspectiva eurocéntrica. En una línea similar a la que propugnan Guldi y Armitage en su "Manifiesto por la Historia", orientada a recuperar la historia a largo plazo y a establecer un diálogo constante entre pasado y presente para intentar alumbrar el futuro, esta importante obra de Serge Gruzinski rompe una lanza a favor de la historia global, que amplía la escala de estudio y conecta compartimentos separados. El análisis que en él lleva a acabo de la expansión portuguesa y española en los siglos XVI y XVII provee un ejemplo práctico de la utilidad que tiene estudiar episodios pasados para iluminar los mecanismos, ideas y actitudes del presente, así como sus posible consecuencias.