La actualidad e importancia política de primer orden que tiene hoy para todos los peruanos la indebida impunidad de quienes serían los autores del asesinato de Pedro Huilca está en el riesgo que ella genera a nuestra aún débil democracia y por consiguiente a nuestras posibilidades de desarrollo. Pedro Huilca asesinado el 18 de diciembre de 1992 fue el máximo líder de las centrales sindicales más representativas del país y valiente defensor de los derechos laborales de la clase trabajadora en el momento más cruento de la dictadura fujimontesinista. Su crimen habría sido ejecutado a manos del comando paramilitar Grupo Colina por orden del entonces presidente de la república Alberto Fujimori. Desde entonces y a pesar de que el Congreso de la República acusó constitucionalmente al expresidente de la república por el asesinato del líder sindical se ha venido negociando en forma fraudulenta su impunidad gobierno tras gobierno impidiendo que sea denunciado por la Fiscalía y juzgado por el Poder Judicial.