Pasiones y aflicciones. Algarabías y congojas. Esperanzas y desilusiones. Sentimientos desbordados de un acucioso observador migrante que, a pesar de los años salido de, mantiene en velo la nostalgia de un espacio atemporal, acunado en los confines de la memoria. Más de allá que de aquí, más de él que de nadie, más quiméricos que fidedignos. Al voltear la página hay líneas entregadas al amor, a veces visceral, filoso y desgarrador; pero también entrañable, inconmensurable y paternal.
Las aguas se convulsionan y el viento trae ecos de ciudad, país, que encallan en la piel y en la sangre. Y allí, entre tantas emociones surgidas de un naufragio, emerge el hombre en la silla, con el sombrero de resguardo y el mar en la retina.
La primera colección de poemas de A. Alexis García lleva su sello: desvelada, mordaz, emotiva e impregnada de un enérgico olor a tabaco. Una retorica como discurso andante en la melancolía, sin pretensiones ni restricciones inútiles, libre para los libres. La mejor prueba son estas líneas, finalmente quién soy yo para hablar de poesía.
Alberto Revoredo Alván
Periodista