En el siglo XXI, la historia de America Latina no puede seguir ignorando los pasados asiaticos. Por varias razones: la importancia creciente de aquella parte del mundo, lareaparicion espectacular de China en el escenario planetario y el declive de Europa y del imperio americano. Muchos de nuestros contemporaneos han descubierto esta omnipresencia sin darse cuenta de que -desde hace siglos- no podemos entender los exitos (y fracasos) del mundo occidental y de la occidentalizacion, sin introducir unprotagonista mas: el Extremo Oriente. Una historia global de America Latina tiene que restablecer la dimension pacifica y asiatica del pasado de aquella parte del mundo,de la cual nos habla tan elocuentemente Fernando Iwasaki.