A través de la transmisión directa, los códices, han llegado hasta nosotros cuatro colecciones de himnos literarios griegos compuestos en el metro de la épica. De estas cuatro colecciones, la conocida como «Himnos Homéricos» es, junto con los escritos por Calímaco, una de las más interesantes desde el punto de vista literario. Atribuidos en la tradición a Homero, aunque ya también desde antiguo se entendió que algunos de los textos podía tener un autor alternativo, los eruditos de Alejandría no hicieron nunca mención del corpus en los escolios de las obras homéricas. Siempre se ha reconocido el valor de estos poemas en cuanto compendio mitológico o en cuanto compendio de mitología divina. En sus versos aparecen representadas las principales divinidades del panteón olímpico, entre otras los doce dioses que los griegos acabaron reconociendo como canónicos. A la vez, los «Himnos» interesan también por sus características literarias, piezas poéticas en hexámetros dactílicos que usan la lengua literaria, con sus propias convenciones de estilo.