Los países capitalistas desarrollados conocieron durante los años 70 y al menos una parte de los años 80, una gran crisis estructural. En los años 90 se diseñaron nuevos perfiles de evolución y hasta finales de 2000 prevalecía la imagen de una salida a estas crisis. De repente, la entrada de la economía norteamericana en la recesión del 2001, la caída de las Bolsas y la crisis en Argentina sugirieron una mayor inestabilidad.
El alcance de las transformaciones de los últimos diez o veinte años es mayor, tanto si se quiere alabar esos nuevos procesos como si se quiere criticarlos. Los mismos temas aparecen constantemente: mundialización, globalización, financiarización, mercados sin grilletes, (neo) liberalismo, fin de Estado del Bienestar, etc. Durante los 90 la expresión fetiche fue Nueva economía: entrábamos en un nuevo período de crecimiento y eficiencia. La expresión remite ante todo a nuevas tecnologías entre las que Internet es la figura emblemática, pero de forma más general se trata de tecnologías de la información y de la telecomunicación.