La gravedad afecta a casi todos los aspectos de nuestra existencia física, pero hay una fuerza psicológica igual de poderosa, aunque casi nadie ha oído hablar de ella. Es la responsable de reunir a grupos de personas y también de separarlos, de hacer que ciertos objetivos sean atractivos para algunas personas y no para otras, y de avivar ciclos de ansiedad y conflicto.