Los cuentos de Mujer perro actúan como un cuaderno, como un S.O.S. arrojado hacia la identidad de la mujer que se sabe dividida entre lo cotidiano y lo salvaje, lo poderoso, lo que nunca será domesticado. Mujer perro, la que narra o sobre la que se narra, la que deja huellas a lo largo de este cuaderno de cuentos, está buscando, reflexionando, digiriendo la realidad a mordiscos o inventándola para sobrevivir. Y ese afán se convierte en una suerte de expedición escrita por la diversidad de una arquitectura impecable, de un encuentro de opuestos, de un laberinto animal que desemboca en la fantasía, en la pericia y la indagación como armas de una escritora solvente.
Carola Aikin -que ya había presentado su personal universo en su anterior libro de cuentos, Las escamas del dragón- nos propone navegar y saltar hacia delante, sisear frente al viento, buscar nuestro propio océano, rehuir la realidad vacía. ¿Cómo no sentirse próximo a estas páginas?