Precisamente porque el terror sume en el desconcierto y parece sustraerse a toda explicación inmediata, resulta indispensable profundizar en la reflexión evitando el reduccionismo de la «locura» o el «fanatismo», que liquidan el asunto de forma expeditiva. El terrorismo actual forma parte de esa guerra civil global, no declarada pero extendida e intermitente, que jalona el tercer milenio.