En la Barcelona de los años cuarenta una niña de ocho años contempla la vida que discurre más allá del muro de su casa situada en las faldas del Tibidabo, en lo que por entonces eran terrenos entre huertas, baldíos y pequeñas casitas suburbiales.
La niña, desde su mundo protector, da sus primeros pasos asombrados al mundo que la rodea entre animales de todos los pelajes: los caballos y los mulos que arrastran los carros de la basura y de la alfalfa, las gallinas, los conejos. Las palomas que se crían en cobertizos y gallineros improvisados. Los perros, callejeros o falderos, los peces (los de los estanques y también los que lleva el pescadero que canta su mercancía de puerta en puerta). Las vacas lecheras, los gusanos de seda que los niños alimentan con hojas de morera o los gallos que compiten con sus cantos con los gritos de sus dueños.
Pero no menos asombrada queda ante el también variado pelaje de la humanidad del barrio. Una señorita cursi y remilgada que trabaja mucho, come poco y parece destinada a seguir toda la vida conversando con su loro. Una familia de gitanos taxistas, una señora muy señora, con marido y amante de toda la vida, que sólo come pechugas del por entonces desconocido animal llamado pollo, una misteriosa dama rusa que recibe a las visitas entre vuelos de palomas...
Hija de padres alemanes, Karin Leiz nace en Sevilla en 1938. A pesar de haber vivido siempre en España, su infancia y adolescencia está fuertemente marcada por una educación eminentemente alemana. Cursa los estudios primarios y secundarios en el Colegio Alemán de Barcelona. Simultáneamente estudia Solfeo, Teoría de la Música y piano, y finaliza la carrera de guitarra en el Conservatorio Municipal de Música de Barcelona, primeros pasos de integración en la sociedad catalana.
En 1957 inicia Filosofía y Letras en la Universidad de Barcelona, eligiendo después la especialidad de Pedagogía. Al mismo tiempo completa los estudios de inglés y francés en la Escuela Oficial de Idiomas. En 1961, junto con Leopoldo Pomés, funda Studio Pomés, donde, desde 1967, realiza los guiones y la dirección artística de las campañas publicitarias, spots y documentales institucionales.
Su trayectoria profesional, durante la cual también ha tenido cuatro hijos y siete nietos, la ha mantenido activa en el oficio de escribir, si bien nunca hasta hoy lo había dedicado a una obra personal.
A lo largo de su vida, su especial condición de germano-española provoca en ella el sentimiento de ser diferente y esta incómoda, aunque enriquecedora bicefalia no cesa hasta que decide ser sólo barcelonesa.