Salvo que nos aislemos en un entorno solitario y lejano, y además seamos capaces de conseguir por nosotros mismos todos los recursos necesarios para subsistir, claro está. De este tipo de ermitaños aislados del resto del mundo existen muy pocos casos, y la mayoría de ellos tienen algún tipo de contacto con otros seres humanos, aunque sea de manera ocasional. El resto, vivimos en sociedad con otros seres humanos.
Podemos opinar lo que queramos al respecto de la sociedad, y de hecho lo hacemos. Hay quienes la defienden a ultranza como elemento vertebrador de las relaciones humanas, quienes la ven como la creadora de la estructura que nos ha permitido avanzar y ser mejores, quienes defienden que sin ella nuestra especie habría desaparecido de la faz de la tierra, asolada por los predadores, el clima...
Los defensores del sistema social, creen que la sociedad, aunque pueda tener sus defectos, tiene más virtudes.