Gaspar de la nada se distingue por estar escrito en prosa. Esta lúdica publicación se sostiene a partir de cuatro requisitos: texto circular, precisión matemática, intensión de no complacencia con el lector y relaciones estéticas con la música, los mismos que, en forma de una estructura preliminar, articulan no solo el contenido y discurso poético, sino también la concepción plástica de la obra, convirtiéndola en un pequeño libro-objeto