Esta novela, una de las muestras más acabadas de la prosa realista egipcia, refleja magistralmente la condición de la mujer en un mundo aferrado a unas tradiciones seculares pero en el que paralelamente y de forma inevitable, van produciéndose también cambios sustanciales. La historia da pie para una minuciosa descripción de los ambientes populares, burgueses e intelectuales de la ciudad natal del autor, El Cairo, así como para el análisis de una sociedad que se ve obligada a tomar partido ante los dramáticos acontecimientos que se suceden.